"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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Ebanista de palabras, Cueva Serrano, Luis Eduardo

Título: “Ebanista de palabras”. Autor: Luis Eduardo Cueva Serrano. Leído por: Marcelo Álvarez y Verónica Armijos. Tiempo aproximado de lectura: 2 horas y 3 minutos. Nota de contraportada: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?, ¿qué es lo que queremos y buscamos? Con semillas del cosmos o neutrón, relatos que el Viejo Aviador ha escrito con mucho amor en forma clara, concisa y llena de emoción. Así el autor intenta aclarar la senda de nuestra indescifrable existencia, con algo de humor, misterio, sentimiento y ciencia, sumando voluntades que lo comprendan. Con grafitis del corazón y el lujurioso chile, veremos que es posible ponerle a la vida sazón; motivo por el que acortamos esta nota y dediquémonos a leer que es lo que por hoy importa. Acerca del autor: Luis Eduardo Cueva Serrano, nació en 1963, en Ancón, Ecuador. Fue piloto de helicópteros por 15 años, con experiencia en combate y búsqueda y rescate, al término de los cuales perdió su visión en una grave explosión. Ya como persona con discapacidad visual, fundó un sistema de bibliotecas para ciegos en Ecuador. Ha recorrido en bicicleta tándem varios países de América Latina: Ecuador, Venezuela, Perú y Panamá, donando “Apuntopedal” nombre del proyecto, su biblioteca en audio y texto digital a favor del acceso a la información, cultura y educación de personas con discapacidad visual. Ha escrito los libros “Cita a ciegas en L.A” y “Héroes obsoletos”, “Cuentos de un Viejo Aviador I”, “Cuentos de un Viejo Aviador II”, “Reflexiones de un Viejo Aviador” y junto con “Alfarero del amor”, “Ebanista de palabras”, es su segunda incursión en el micro cuento. Actualmente trabaja en la Dirección General de Aviación Civil del Ecuador, en el proyecto de su diseño, denominado “Aviación sin barreras”, en apoyo a personas con discapacidad, usuarias de los aeropuertos. Dedicatoria: A Inesita, mi compañera y amante esposa, musa, razón suficiente y poderosa que funden alma, cuerpo, voluntad y sin aparente esfuerzo lo conquista. Registro Derecho de autor Nro. 046996 ISBN: 978-9942-21-402-7 Contactos: Correo electrónico luchocueva.63@hotmail.com Teléfono casa: 593 22 862-275. Celular: 0993-362-964. Teléfono Oficina: 593 22 947-400. Extensión. 4842. ÍNDICE 1- Ebanista de palabras. Tiempo de lectura: 5 minutos y 19 segundos. 2- Grafitis del corazón. Tiempo de lectura: 6 minutos y 46 segundos. 3- El lujurioso chile. Tiempo de lectura: 4 minutos y 54 segundos. 4- Un beso. Tiempo de lectura: 4 minutos y 28 segundos. 5- Ántrax. Tiempo de lectura: 3 minutos y 47 segundos. 6- Confieso que he mentido. Tiempo de lectura: 4 minutos y 30 segundos. 7- Neutrón. Tiempo de lectura: 6 minutos y 29 segundos. 8- A Marte. Tiempo de lectura: 5 minutos y 18 segundos. 9- A Marte, versión digital. Tiempo de lectura: 6 minutos y 6 segundos. 10- Semillas del cosmos. Tiempo de lectura: 5 minutos y 43 segundos. 11- Abuelitos. Tiempo de lectura: 4 minutos y 24 segundos. 12- El humor y el amor. Tiempo de lectura: 5 minutos y 35 segundos. 13- Y fue primero el amor. Tiempo de lectura: 4 minutos y 56 segundos. 14- El rato menos pensado. Tiempo de lectura: 4 minutos y 53 segundos. 15- No todos somos iguales. Tiempo de lectura: 4 minutos y 13 segundos. 16- Sin límites ni fronteras. Tiempo de lectura: 2 minutos y 38 segundos. 17- La clave está en… Tiempo de lectura: 2 minutos y 57 segundos. 18- Mi primera vez. Tiempo de lectura: 5 minutos y 19 segundos. 19- Depredador. Tiempo de lectura: 4 minutos y 19 segundos. 20- Asalto. Tiempo de lectura: 2 minutos y 29 segundos. 21- De la ficción a la solución. Tiempo de lectura: 4 minutos y 31 segundos. 22- El séptimo arte. Tiempo de lectura: 4 minutos y 38 segundos. 23- Quisiera. Tiempo de lectura: 4 minutos y 25 segundos. 24- Cometas. Tiempo de lectura: 5 minutos y 8 segundos. 25- Inodoro. Tiempo de lectura: 4 minutos y 38 segundos. 26- “Ebanista de palabras” en texto digital. Fin de “Ebanista de palabras”, por Luis Cueva. EBANISTA DE PALABRAS. Cada día trae su propia preocupación, sentimiento o emoción, en esta oportunidad es la madera, de la que mucho se espera, por el confort y comodidad que da a cada hogar. Sería mejor ocupar, otro tipo de material, pues preferible lo dejamos para respirar, en los bosques y su estado natural. Por ello el Viejo Aviador, los invita a disfrutar de un mueble fino y usado, lo ideal para cuando estás cansado, a no comprar uno nuevo, porque para cubrir dicha necesidad o tal vez simple y llana vanidad, habrá otro bosque que talar. Desde su desvencijado nido en forma de sillón esculpido, rincón en calma para amainar su alma, el aviador emplumado antes de pulsar su teclado, suspira, piensa y escribe; ideas, dudas y pensamientos; la vergüenza no lo inhibe, desea aflorar sus sentimientos, que producto de la inercia de su disparatada elocuencia, orbitan sin rumbo ni clemencia. Son satélites de distinta procedencia, que evitan ser eclipsados, escondidos, apagados u olvidados, producto de la cobardía o falta de osadía, y aún en momentos de somnolencia, quieren ser escuchados, a través del cuento de un piloto enamorado, como una brillante cometa, que a todo espíritu inquieta. No hacerlo sería una imprudencia o temerario acto de demencia, se anima el Viejo Aviador y en un arrebato de valor, va ganando confianza, mucha fe y esperanza, y sabiéndose un poco loco, lo va compartiendo poco a poco. Para cada nuevo cuento, es vital e indispensable, contar con objetos y elementos, adecuados y maleables, a veces será el amor, de un nostálgico y Viejo Aviador, en otras anécdotas de aviación, que tampoco relegan a la pasión, también la tecnología lo mueve, pero la ecología lo conmueve, hoy descubrirá la ebanistería, edulcorado nombre y oficio para la humilde carpintería. Verdad y fantasía, forman parte de esta guía, que escribiendo día a día combaten la monotonía. La materia prima está lista, lo que falta y no se avista, es la herramienta que moldee, que de vida a un material; abeto, ciprés o peral; o al ébano madera ideal, tanto que no se pueda distinguir, a lo inerme de aquello que puede vivir. Para el sentimiento noble, usa al nogal y al roble, madera pesada y fuerte, que a la frase da sentido, dándole soledad y gemido, incrustaciones de amaranto o tal vez de palo santo, permiten la sensación de llanto, pieza indispensable para dejar que el alma hable. Cuando cuenta con la idea esencial, usa una sierra gramatical, dejando al tronco principal, listo para el trabajo inicial. Luego usa el esmeril que quita el término adulador o servil, pasando también la piedra pómez y lija, para la frase exacta y prolija, votando una fina viruta, palabras que por pudor no ocupa. Para moldear su figura, lleva el texto al torno, donde todo sobrante entorno, como ángulos y cuadraturas, prepotencia o falsas posturas, quedarán lisos, comprensibles y redondos. No siempre sale bien, hay astillas que no ceden, intenciones que no quieren, salir del párrafo escrito, pero para ese vocabulario proscrito, pasa un cepillo tenaz, que alise el mensaje mordaz, no hay insulto o vejación, que tenga cabida en esta redacción. Ya con la madera lista, a ensamblar finalmente se alista, en lugar de martillos, clavos y goma, usa puntos, dos puntos y comas, logrando la forma deseada, al mueble o historia hablada. Para mayor comodidad, recurre al almohadón mullido, en la escritura esa habilidad, la tiene un verso bien leído. A veces por mal cálculo o error, la obra de una pata cojea, entonces el Viejo Aviador, corta las restantes para que la falla no se vea. Ebanista o carpintero, trabajador o jornalero, llámala como tú quieras, a esta noble labor, donde corta, martilla, pega y pinta ideas, el otrora Viejo Aviador. El concepto de este cuento, es jugar con cada impresión, darse el lujo de usar la madera como elemento para hacer realidad una emoción, más sólo en el plano digital, sin llegar a lo real, pues por hoy Chippendale o Gaudí con sus muebles finos son baladí, porque será siempre la mejor proeza, dejar en paz a la naturaleza, cuidar de nuestros semejantes, árboles, bosques y sus habitantes, toda vez que de ellos dependemos, si respirar en un futuro es lo que queremos. GRAFITIS DEL CORAZÓN. Grafitis del corazón, es lo que debemos pintar en las intangibles paredes de nuestra sociedad, como parte del correcto proceso evolutivo, que nos haga sentir pletóricos de bienestar, vivos. Paralelo a este proceso, un error indetectable de algún pernicioso cromosoma, más que desarrollar, involuciona elementos negativos de nuestro comportamiento, como lo son la vanidad, avaricia, burla, mentira, ingenio en el desarrollo de armas de destrucción masiva, genocidio, trasnochadas invenciones utópicas, ansias de poder entre otros, quedando tristemente claro que la realidad siempre supera a la ficción. Diríase que el Aviador emplumado es algo ingenuo y un poco volado, pero los invita a comprobar, que a fin de evitar ese proceso involutivo de nuestra especie, tomen el antídoto, la vacuna de la Literatura y en especial de la Poesía. En cada línea y estrofa, van los anticuerpos necesarios para frenar la invasión de aquel corrosivo gen, en ella está la protección, esa posibilidad de lograr en el alma y en la mente, la sublimación y exaltación de los valores positivos e invisibles de la verdadera riqueza hacia un proceso continuo de superación. Lo único verdaderamente nuestro es el pensamiento, no hay fuerza que nos lo pueda quitar, y es allí donde radica nuestra libertad, que es la que hoy comparte el Viejo Aviador con sus grafitis del corazón. ? Sienta el delicioso sabor, que deja un beso enamorado, de su ser más amado. Dulce sentimiento en toda su dimensión, con él, salimos del egoísmo y su prisión, amor de padres, hijos, pareja, seductora sensación de la cual no hay queja. ? Ármese de valor, lleve a su eterna pretendiente una bella flor, y si de un amor imposible se trata, insista, hasta que en sus brazos caiga la ingrata. ? A las puertas del fin de semana, este corazón está que clama, porque espera con poesía, alegrar este último día, y para alcanzar la felicidad, quiere ser correspondido, y humilde pero no abatido, despojarse de toda vanidad, y en pos de una bella dama, a luchar por ella se apresta, puede ser dura la gesta, pero su alma está que brama. ? Derrita el témpano de hielo, que lo tienen oscuro y molesto, permítase llegar al cielo, entréguese al amor con el corazón dispuesto. ? Pletórico de tal sentimiento declárate loco, ama mucho y sufre poco, contagia el amor, conviértelo en epidemia, no pares, cubre el mundo, hazlo pandemia. ? Un viernes para el amor, navega con rumbo y sin pudor, deja a babor el temor y la timidez a estribor, pon proa al placer, ama y déjate querer, buen viento y buena mar, en este fin de semana para amar. ? La única que tiene potestad, para alterar la verdad, o decir de otra manera, de forma alguna que no se lo espera, esa es la poesía, la que al alma da gusto y armonía. ? A través de hipérboles y metáforas, convierte lagos en cristales, miradas en profundos manantiales, miríadas en flores bellas o un jardín en constelación de estrellas, reírse de la fuerza de gravedad, o jugar en el fondo del mar, todo lo increíble, en el reino de las letras es posible. ? Es recomendable visitar un viernes de inspiración, con la lírica como infusión, tómala como hoy se ha presentado, y verás el mundo de otro lado, de aquel que da sin exigir, que entrega, sin esperar recibir, es el día para gozar, para querer y dejarse amar, toma una taza de café, y al ser humano apuéstale con fe. ? Aunque todos los días laborables tienen 24 horas de las cuales 8 se laboran, no todos son iguales. El lunes es el más largo, pues apenas comienza la actividad, documentos por hacer hay en cantidad, y todo ello nos produce un gran letargo, más, justo cuando nos hemos acostumbrado, a un trabajo denodado, de súbito nos llega el viernes, el horero y minutero, corren como segundero, y si tú no lo adviertes, en la oficina quedas encerrado. ? A través del tiempo y la distancia, el amor es lo que más dura, de él la única constancia, es ese atisbo de locura. ? Vive la vida como viene, ama, goza, que ello entretiene, y si juegas con honestidad y sin desliz, harás a quien te ame tanto o más feliz. ? Organicemos desde este día, un sentimiento mundial, una especie de decreto, mucho más que un mandamiento, que por nobleza y amor, sin fuerza ni rencor, desterremos la violencia, estigma de nuestra existencia. Recordemos que la ambición y otras taras del poder, sólo crean adicción y nos alejan del buen querer, rescatemos con cultura, al alma sencilla y pura. ? Finalmente ya nada alrededor importa, y sin que exista una razón u otra, te acercas, me besas, te beso, y no hay nada más dulce que eso. ? Es mejor una memoria corta, cuando un amor te ha dejado, así ya nada importa, cambio de página y asunto olvidado. ? No importa si no eres el prototipo de aquello que se dice bonito, lo valioso es lo que compartes con gusto y dedicación, aquí o en cualquier parte, siempre lleno de pasión. Cuando entre la tristeza a ser parte de tu mesa, siéntela, vívela y guárdala en un rincón, y compara la diferencia con el regocijo del corazón, así ponderarás el mejor destino, que has de dar a tu camino. ? Si la gente piensa de ti que estás loco, diles que de cordura solo tienes un poco, lo suficiente para comunicarte, con una pasmosa y fría mayoría, cuyo corazón es tierra fría, mientras el tuyo de alegría arde. ? El amor no es a distancia, todos prefieren la fase presencial, más tranquilidad, pierde el ansia, ya se presentará la oportunidad, hasta ese día esperado, soñado y tan ansiado, lee, respira este verso digital. ? No te abandones ni tengas miedo, a la soledad dile nones y al amor quítale el freno, hay mucho que entregar cuando se está dispuesto a amar. EL LUJURIOSO CHILE. Cada día es distinto y único para llenarse de amor, que no te falle el instinto y alcances su ardor. Esta podría ser una receta, tal vez de “chile al vapor”, o la manera perfecta para llenarse de pasión, toma la precaución de cocerlo a fuego lento para que dure mucho tiempo. Buen provecho, te desea el Viejo Aviador desde lo profundo de su pecho. Todo pretexto es bueno cuando quieres conocer, a quien de tanto pensar y querer te quita hasta el sueño. La dificultad reside en la falta de visión, motivo que de una u otra manera impide una pronta aproximación. La voz de la fémina es un detalle, para contar con una idea inicial, apreciación que se espera no falle y provoque un desenlace fatal, con justa y recíproca razón, ella también quería estar segura en su corazón, que aquello que sentía por un buen hombre latía. Pues ese era el caso de un caballero y una mujer, que querían estrechar sus lazos aún cuando no se podían ver; planeando tácticas diferentes, él para tocar la tersura de su piel, ella para saber si el pretendiente podía darle ternura y miel. Y como quien no quiere la cosa, un ciego inmigrante coreano cuenta una mentira piadosa, que para un masaje tiene muy buena mano, y mediante una corta sesión está dispuesto a calmar el sentimiento de frustración y esa tensión muscular; a su vez la dama que es una guapa mexicana, devolverá el favor de muy buena gana con unos chiles rellenos que ella asegura le quedan muy buenos, y aunque cada uno conoce lo que la otra parte supone, los dos a jugar se proponen lo que adivinan muy bien saben. Ya con los dados echados, Yom Su se encuentra nervioso, espera no ser demasiado osado ni parecer menesteroso, antes de ir a la cita, luego de un baño y perfume, ese nuevo masaje practica para que el amor no se esfume. Mientras tanto, María que al coreano no quiere perder, ha preparado la cena con tanto chile que apenas lo pruebe, sus entrañas se pondrán a arder, y es que todo está tan picante que lo único que allí puede suceder es que un par de amantes no se sacien de querer. Tan pronto llega la visita María lo pone a cenar, pues quiere asegurar la conquista y después Dios dirá… con cada chile ingerido a Yom Su le queman las entrañas, sus vísceras y pecho en llamas sofocan más de un gemido. Aunque aparenta estar tranquilo por alguna extraña razón mientras al interior crepitan las brazas de su corazón hacia el exterior no exhalan ni un suspiro, y antes que el fuego consuma un nuevo y adquirido valor, dejando a un lado recato y pudor, con ágiles manos desnuda cuerpo y alma de la fémina figura que en su interior espera y desespera, pero su fisonomía externa mantiene su estampa en calma. Ahora sobran las palabras, manos van y besos vienen, y la razón entra en zozobra cuando las caricias no se contienen. El vapor del chile asciende, avanza, no se detiene, y en su bruma picante envuelve a los dos amantes. Su vaporosa estructura, ocupa cada rincón del departamento, ay! Ardiente y delicioso sentimiento, se expande y flota como nube sin figura, es que tanto amor ya no cabe, pero se siente y … sabe. Aunque en toda la ciudad no se ha pronosticado baja visibilidad, una intensa neblina a quedarse en casa conmina; pero un ligero escozor en toda la población, invita a jugar al amor sin mesura y pasión. Será esto una epidemia de imprevisibles consecuencias o una feliz pandemia de sabrosa efervescencia? Agencias de seguridad intentan averiguar, si lo allí sucedido se debe a algún extraño explosivo, pero advierten con estupor que todo se ha iniciado al dejar una ventana abierta, picante vapor que en la población despierta, buenas intenciones, suspiros, caricias gemidos; y ese amor por tiempos reprimido, se infla, crece y expande, se vuelve muy grande, gigante, inunda barrios y calles, quiere que todos lo hallen y como no lo pueden prevenir, lo aspiran y comparten… si así llueve, por favor con tanto amor que no escampe. UN BESO. Quién no recuerda con susto y al mismo tiempo con gusto, el sabor del primer beso, vértigo y placer indescriptible, intemporal, delicioso, irrepetible, que agita las hormonas cual si fuera un vino espumoso, qué momento más glorioso, son instantes que parecen horas y con el gusto y repetición horas que parecen segundos de tan alocada pasión, quedando labios henchidos, hinchados, ocupados y colmados, de un par de nobeles enamorados, he aquí la teoría de lo que más temprano que tarde, a todos les pasa un día. Para lograr un objetivo se requiere planificación, recorrer un largo camino con ímpetu y pasión, más en el avance pueden suceder imprevistos, algo no contemplado o visto que impida que la meta se alcance. Pero es justo esa inseguridad, el peligro y su perfume, lo incierto o eventual que toda la energía une y lleva a desarrollar una fuerza incalculable, con la que se puede saborear la cima, presea o récord inimaginable. Durante el esfuerzo sobrehumano hay una lucha interna que parece ser eterna entre el éxito y el fracaso, dónde, cuándo y cómo se duda y refrena la intención de abandonar la empresa y es que en un nano segundo se es presa, del facilismo y la desidia; la pereza e indolencia, que aprovechando del cuerpo la debilidad y de la mente la susceptibilidad, emboscan en el momento decisivo a las ganas e intención, a la fuerza y obsesión, para que el triunfo nos sea esquivo. Es así que a cualquier iniciativa sea esta pequeña o grande, hay que considerarla importante, como si en ello nos fuera la vida, y es que la vida es eso, un esfuerzo, un proceso en el que o salimos adelante o el futuro se vuelve precario e inquietante. Para ello se han creado estrategias y tácticas, que no son más que medidas prácticas para obtener aquello. Claro que no siempre se consigue lo que se busca y persigue y allí hay que actuar con arresto y valentía; sinceridad y honestidad, para no culpar a la humanidad por nuestra falta de habilidad, lo cual podría caer en el plano de la cobardía. En fin, según el cristal con que mires y de acuerdo a qué tan hondo suspires, la misma meta puede representar un ícono trascendental o un simple paso banal, más cuando se trata de amar no hay que dejar de lado cabos sueltos o mal amarrados, y no cantar victoria antes que llegue la miel de la gloria, y como el montañista cerca de la cumbre que está a punto de clavar su bandera, sabe que es allí donde el peligro y azar lo espera, se asegura, arremete y no sucumbe, siendo ese el instante de mayor satisfacción al igual que el momento previo de arrebato y pasión, cuando dadas las primeras señas, pistas, vestigio o contraseña, de un roce de mano, un guiño tal vez o no lanzado, ese beso entre mejilla y comisura que te hace perder la cordura, o la perlada sonrisa que invita a actuar de prisa. Y con todos aquellos indicios se va perdiendo el juicio, persiste el último titubeo y para no excederse de galán ni tampoco pasar por patán o que te den un no muy feo, quisieras ceder la iniciativa dada por una mirada lasciva, y son esos intensos segundos cuando el alma galopa y el pecho palpita, que te sientes dueño del mundo, porque está a punto de suceder que ese hemisferio misterioso; insondable, difícil y voluptuoso, bendito género el de mujer, tiene sus labios en flor, clara invitación al placer, listos y dispuestos al amor y va entonces ese primer beso, que une latitudes, junta longitudes, acopla dos medias naranjas hasta donde la ternura alcanza, y este relato funde a negro su pantalla mientras el corazón de dicha estalla. ÁNTRAX. Hay temas importantes y otros de menor interés, dependiendo del cristal con que ves, lo que hoy importa no valía antes. Pero los contenidos de un supuesto valor son causa de intensa discusión, motivo por el que el Viejo Aviador prefiere temas de poca pasión, confesiones de un cercano pasado, asuntos de poca monta y utilidad, que le ocurrió por despistado y espera te causen hilaridad, una terapia epistolar, que baje la presión con este escrito que es verdad y alivie una incipiente frustración. Había cambiado para siempre el mundo y su tranquilidad, después que un 11 de septiembre el terrorismo asoló a la humanidad, sumóse a ese descalabro, una amenaza de menor grado, que su objetivo no habían logrado, cartas con asesinas esporas que podían matar en horas; el desconcierto era grande, en Nueva York, Washington o Los Ángeles, residiendo en esta última ciudad, ese antiguo piloto de aviación, quien por asuntos de capacitación debido a su discapacidad visual, estudiaba allí Braille, Inglés y Computación. Al tiempo que se evacuaba por asuntos de seguridad, a toda una sociedad que en el down town moraba, ante una amenaza de ántrax en el periódico de mayor distribución, sin que se dé cuenta la policía, el Viejo aviador y su guía que por cierto tampoco veía, sin querer fueron a dar a esa zona totalmente acordonada, en busca de un souvenir antes que le llegue la hora de partir. Pero el área estaba poblada de agentes con trajes especiales, que buscaban en todos los lugares, vestigios del polvo asesino, que nadie sabía por qué ni cómo vino, o si solo era una estrategia para crear el caos y la histeria. Pero entre esas calles abandonadas, el Viejo Aviador caminaba molesto porque no encontraba una tienda abierta para adquirir lo que buscaba, lo que le pareció algo raro en un lugar hasta hace poco tan densamente poblado. De pronto se sintió rodeado por patrulleros con ululantes sirenas,, a quienes no les dio la mínima pena pedir que dos ciegos levanten las manos, pasando en un santiamén de despistados o alegres turistas a sospechosos de un acto terrorista, y el flamante inglés aprendido, del susto se esfumó, se había ido, a algún remoto lugar de la corteza cerebral, I do not understand, please speak slow, dijo el Viejo Aviador, mientras de miedo le caían gotas de sudor. Aclarada la situación, que puso nervioso a más de un policía pues no asimilaban ni concebían, como dos personas sin visión sortearon medidas de alta seguridad a golpe de bastón y sin gota de visibilidad, decidieron evacuarlos, ponerlos a buen recaudo en un centro comercial donde el Aviador Emplumado pueda gastar su exiguo capital, tomarse un café bien cargado que le quite esa cara de asustado. En la siguiente confesión contará el Viejo aviador, una extraña combinación de masajes y cocción, y como en toda buena receta, habrá una pizca de ficción, un par de manos inquietas con un pellizco de pasión, es la historia de un amigo, de cuya historia fue testigo. CONFIESO QUE HE MENTIDO. Recordar lo acontecido ejercitando así la retentiva, es la mejor forma de dar vida a aquello que se ocultaba en las sombras del olvido. Así tendemos puentes entre las delicias del pasado y un trajinado presente, de tal manera de estar preparados con las gratas experiencias, el conocimiento actual y las ciencias, para un futuro promisorio e inminente. Envalentonado por el laureado poeta y sus confesiones de lo que hubo vivido, y antes de que caiga en el olvido lo que hizo su alma inquieta, el nostálgico Aviador emplumado con gozo y sin arrepentimiento, manifiesta lo algún día gozado aunque sea en su pensamiento. Y es que con tanto catecismo y clases de religión, por todo había sanción ante cualquier atisbo del menor espejismo, que pululaba en su mente de manera harto frecuente, y sí que había razón para evocar el mínimo detalle que infundía ese talle en lo más íntimo de su corazón. Esta era una chica muy bella por quien sentía pasión, protagonizaba una serie de televisión desde el interior de una botella. El lugar era muy agradable, una sala muy confortable, ¡no! Retiro lo arriba escrito, porque nunca alcanzó a ver lo anteriormente descrito, pues toda la atención se la llevaba “Mi bella genio” y aunque evitaba en ello poner empeño lo consumía la pasión. Un pantalón de seda transparente y un chaleco muy pero muy apretado, que adivinaba lo evidente y dejaba al pensamiento desbocado, pensar que aún causa estragos el describir tal figura, qué… ojos, qué cadera, qué cintura, tenían al puntual televidente embobado, qué diría de ello Neruda? Confieso que me he enamorado y de ello no cabía la menor duda. Pero, enamorarse no es problema, es una situación normal, lo que andaba un poco mal era tener omnipresente el tema en la casa y en la escuela quedando sin resolver la tarea de Matemáticas y es que tampoco en Gramática se dedicaba a hacer su deber, así enajenado en el pensamiento confundía a la árida geografía con su dulce anatomía, siendo el único itsmo existente el de su apretada cintura, ascendía con locura por sus colinas candentes, qué magnífico paisaje su puerto, sus bahías, en perpetuo cabotaje, mente, cuerpo y alma pasarían. Así se lo encontraba, con la mirada perdida, soñando en una querida, que tan sólo vivía al interior de una pantalla. Al frente sus cuadernos con la tarea inconclusa, afligido y de amor enfermo su mente flotaba difusa, mientras el blanco impoluto de su libreta de apuntes, mantenía bien oculto sus amoríos impunes. Más cuando se le preguntaba si ya sabía la lección, de su sensual nube bajaba y mentía con erudición, pero como es bien sabido que más rápido que un ladrón, por su corazón afligido cae por su boca el mentiroso y cuando llegaban las calificaciones, para ello no había explicaciones. En fin, parafraseando a Neptalí Reyes, amo y señor de la poesía y sus leyes, confieso que he mentido sería el título adecuado que el Aviador emplumado pondría a este artículo, pues intentaba esconder lo que unas hormonas incipientes manifestaban un querer a través de cuerpo y mente, trayendo como consecuencia su reiterada ausencia en las obligaciones que todo estudiante debe concluir para poder salir a vacaciones. Ahora que el tiempo ha pasado y vetas plateadas en sus sienes han anidado, invita el Viejo Aviador a recordar con alegría, momentos de distracción y osadía en los que se suspiró de amor, así sea como en este caso, por una inalcanzable diva de televisión. NEUTRÓN. La liberación de energía en una explosión nuclear, es una gran pesadilla en la que nadie ha de ganar, y con su bárbara potencia de miles de megatones se avista una amarga experiencia con pérdidas humanas no por miles sino millones. Y es ese el onírico recuerdo que relata el Viejo Aviador, que lo tiene por hoy poco, muy poco cuerdo y pide a todos un favor, no discuta ni ofenda, entregue su amor como la mejor ofrenda. Y de una espontánea manera hizo acto de presencia, sin espacio ni tiempo de espera, un ente, pensamiento o conciencia. Estaba allí aletargado; sin cuerpo, recuerdos, ningún legado. Posiblemente flotaba, o esa era la percepción, porque más bien parecía ser nada; incorpóreo, etéreo, pura alucinación; entonces miró y desesperó, la visión era periférica, circular, esférica, 360 grados de cobertura tenía la camaleónica mirada, una perfecta ojeada de mosca o araña al espacio y su curvatura. Raro muy raro era el asunto, pues no había posición que pueda ubicar el punto desde el cual se generaba la extraña apreciación, y entre abscisas y ordenadas, no determinaba sus coordenadas, mirando por igual de aquí para allá, y de allá para acá, algo andaba mal, abajo o arriba tenían la misma perspectiva, acaparaba cada lugar con tan solo pensar, creyendo con algo de desesperación, que tal vez lo había olvidado y era Dios. Actuando en consecuencia de la supuesta deidad, deseó que se haga la claridad pero ésta ya tenía existencia, erradicando de su pensamiento ostentoso la posibilidad de ser el todo poderoso, pero sí algo más importante, que pensaba y existía, y para expresar lo que sentía, usaba vocales, consonantes, frases, oraciones, palabas altisonantes, para expresar sus emociones, un idioma heredado de algún remoto pasado, que conforme avanzaba en el arduo esfuerzo de mejorar su entendimiento, aparecían en el circundante universo objetos grandes, pequeños, lejanos, cercanos, juntos, dispersos, posibles, probables e incluso inimaginables. Quiso en un instante sorprender observándose desde algún lejano lugar, qué forma podía tener y así calmar la curiosidad; pero la intención fue vana, porque entre los objetos creados con su recordado vocabulario, sólo había una inconmensurable nada. Tal vez era sólo energía; razón, pensamiento y conciencia, lo que le confería de alguna manera la existencia, y posiblemente era bueno, o justamente lo opuesto, malo por saberse ajeno, invisible, intangible, solitario, incierto; así emergió el nuevo concepto de polos opuestos, malo o bueno, blanco o negro, cielo o infierno, amigo o enemigo, con estas entre muchas otras comparaciones que no admiten una tercera posición, ni siquiera a la opuesta por considerarla por comparación una oprobiosa vejación. Vida o muerte, quién soy o fui? Hacia dónde voy o dónde me perdí? Es esta la continuación de la vida o soy tal vez una energía perdida? Un meteorito brillante rasgó la noche eterna, trayendo en aquel mismo instante un recuerdo… un punto apenas, pero suficiente para recordar su nombre, que al igual que esa estrella fugaz, pequeña pero muy capaz, viajaba sin rumbo, sin norte, pero apta para destruir mediante una colisión toda forma de existir. Era un minúsculo neutrón, que proyectado a gran velocidad sobre el núcleo del átomo y su integridad, luego de una gran colisión, causaba la fisión de ese nimio elemento, liberando tanta energía como una estrella, todo era luz, calor, destrucción y centella. Qué potencia y energía, se controlaría así la paz, orgullo y vanidad para quien la ostentaba y tenía, la amenaza era la herramienta, la tenaza perfecta, para mantener al mundo controlado, imponiendo como única ideología a ese mortal recurso armado y como sinrazón la odiología. Ya entraba en detalles, con patrióticos desfiles se sumaban ya por miles, esperpentos de misiles con múltiples cabezas nucleares y, ya no en un grupo de naciones, sino en todos los lugares se hablaba de positrones y neutrones, de potencia en megatones, el uranio y plutonio hacían del planeta un manicomio. Hasta que llegó el aciago día y un dueño de la verdad, contando con la potestad de algún supuesto ídolo que lo guía, dio por terminada la veda, pulsando el fatídico botón, completando así la destrucción de una ingenua sociedad, que utilizaba la amenaza y la guerra para mantener la paz. Un sonido estridente lo despertó de la pesadilla, gratitud a la ambulancia y su ululante sirena que lo levantó de esa profunda pena, pero el mundo actual y presente no es ninguna maravilla, pues la amenaza nuclear se cierne sobre el planeta, cada día son más los países que ostentan ese poder brutal. Despierto el Aviador emplumado con un corazón galopante, quiere cuanto antes que dejen todos las armas de lado y que más que comprender y humillar al enemigo, se trata de querer y hacer del adversario tu amigo. Insiste el Viejo Aviador, no al insulto y maldición, ni al odio o ambición, lo único que nos salva es el amor. A MARTE. Muchas veces la medicina es peor que la enfermedad, situación que se aplica a la necesidad de curar y a otros campos del conocimiento, donde la desesperación hace agua e inunda el entendimiento y en lugar de buscar una solución, queremos salir corriendo, no solo de la nación sino de la civilización. Aún tienes cura, querido y amado planeta, no es todavía Marte la meta, la pandemia de la violencia te invade, te corroen las ansias de poder, la vacuna es el querer, que entre los pueblos se amen, nadie es más ni tampoco menos, no ha lugar a majestad alguna, pues todos vienen de una misma cuna, y si es inevitable enviar un representante a Marte, hagamos lo que es obvio, que de esa tripulación sean parte aquellos que incentivan la división y el odio. Resulta más cómodo mirar los toros de lejos, que sobre la arena darnos modos en un escenario complejo; pero la vida no es tan sólo solaz y esparcimiento, hay que convertirla en una aventura, poner en marcha al pensamiento hacia una estación futura; formar parte de la masa crítica, aquella que deja esfuerzo y sudor, aportar con un granito de arena para hacer la vida más amena, porque la responsabilidad de vivir en este mundo implica, no ser parte del problema sino de la solución. Con la necesidad y el anhelo se inicia la investigación y del deseo al sueño se llega a la ficción; que son pasos importantes de una misma escalera que abunda en obstáculos y dificultades, pero para quien lucha y se esmera, cae, rueda, persevera y no se lamenta, en algún momento encontrará la meta. En el denodado intento de idear algo nuevo, no te llenes de consuelo si falla el experimento; será siempre mejor poner atención al error, escuchar toda crítica al proceso innovador, analizar qué palo atrancó la rueda y otra vez a probar lo mejor que se pueda. En el solitario oficio de escribir también fallan los inventos, pero que esto no sirva de pretexto que inhiba la intención de compartir, la sugerencia de un viaje a Marte, que escribió el Aviador emplumado en un momento que estuvo inspirado, no se sabe si aquí, allá o en cualquier parte. Todos los pasos previos que lleven a una plataforma de lanzamiento a un formidable invento, tienen como valor agregado un alto precio, secretos a compartir, recursos a invertir, cuánto por cada nación, quién lidera tal organización y hasta los miembros de la tripulación. Con un viaje muy prolongado en una reducida cabina, quienes a ese vuelo se animan, comprenden que lo inesperado es parte del equipaje; se calcula que son muchos meses expuestos a la ingravidez, radiaciones solares, confinamiento y estrechez, y sólo hay pasaje de ida, lo que complica y hace más dura la partida, hacia el cuarto planeta del sistema solar, Marte por ti espera, ¿Estás listo para viajar? Cálculos de peso y balance, combustibles y velocidad de escape, gravedad cero, punto de no retorno, al fondo como un volcán o un inmenso horno, el sol crepita entero. Acoplamiento inicial a la Estación Espacial Internacional, primero, único y último abastecimiento previo a ese gran salto al firmamento, equipos de reciclaje, líquidos, sólidos, todo vale, aquello que se ingiere sale y vuelve al punto de partida, increíble pero así es la vida. Antes de la gran despedida, una lánguida mirada desde ese punto de partida hacia el planeta tierra, esa esfera azul distante, tanta manifestación de vida allá es impresionante, más enmarcada en el universo se la siente insignificante, pero que convulsionada con políticos y guerras, ha volcado sus esperanzas en dos parejas de astronautas, ¡que no!, que los rusos dicen cosmonautas, a la conquista del espacio, que en su carabela sin vela hacia el planeta del Dios de la Guerra, flotan, vuelan, van despacio. Pero una vez más, la imaginación del Viejo Aviador, equipada siempre con pasión y el infaltable amor, ha desviado su escritura hacia un viaje convencional, que por cierto así es mucho más dura una misión espacial; por lo que recula lo expresado, desanda lo aquí anotado y espera la próxima oportunidad, para intentar convencerlos que con un poco de tecnología, sí se puede realizar un viaje de fantasía, así comienza el conteo regresivo, para expresar en texto digital un fantástico viaje espacial. A MARTE, VERSIÓN DIGITAL No hay presupuesto que alcance con la tecnología actual, para realizar un vuelo espacial que logre llegar a la superficie de Marte, en condiciones que permitan organizar una lejana civilización adaptada a la necesidad humana y su específica condición. Tal parece que las leyes de la física en nuestra circunscripción, impiden la realización de un viaje en forma empírica, y por más ímpetu que se tenga y que nuevos materiales se obtengan, no hay para cuando se venza velocidad de escape, gravedad y su fuerza, en condiciones que permitan transportar toda la logística, para que en un largo viaje sobrevivan los astronautas en tan lejana conquista. El agua en volumen y peso presentan gran dificultad, pero no radica en eso el mayor riesgo y gravedad; sino la frágil biología en tiempo, soledad, ingravidez y radiaciones expuestas al espacio exterior; pues entre emociones y razones sentimos y vemos al universo como el ente superior. Pero cuando el problema es grande sin visos de solución, y el obstáculo parece insuperable negando toda posible acción, debe intervenir una palabra llena de poder y magia, para un mago sería un abracadabra y para un Aviador emplumado simple y sencillamente audacia. Recordemos que es la ciencia ficción el precursor del futuro, aquella que escala, rodea o destruye muros, sin prejuicios, peros y con grandes dosis de imaginación; para ello hay que perder el miedo o esa terrible aversión, al ridículo, escarnio o disenso y sin cadenas de aprensión, expresar la iniciativa sin esperar consenso, no ha lugar a la burla, sí a la intrepidez, esfuerzo y valentía, ser más un valiente que impulsa a la humanidad hacia una nueva vida. Propone el Viejo Aviador que esta distinta nave espacial no sea un gigantesco animal o perodáctilo con motor, sino algo tan novedoso y liviano, tan rápido y económico que resulte práctico y lógico lanzar miles de vuelos al año, con mínima combustión y consumo de combustibles líquidos y sólidos o una mezcla de los dos, algo nuevo y ecológico que casi no expulse humo. El agua parece indispensable cuando el humano está presente, pero si éste último es el ser ausente, entonces prescindir de ella es viable, con ello no se quiere borrar al cosmonauta de la misión espacial, este no abandona el programa, pues puede ser un holograma, esa representación tridimensional que entre andrones, neutrones o electrones guarde información por montones, un cerebro virtual con toda su red neuronal, en un nano chip, nimio, ínfimo o virtual que incorpore desde la personalidad hasta la capacidad de pensamiento, acción, discernimiento y decisión quien tome las riendas de la misión. Comprimida de tanto doblez y volumen represado, como si fuera un simple papel que toma su figura en un momento dado, llevaría esta ingeniosa astronave una impresora virtual, que una vez posada en Marte imprima y dé forma real, con el recurso mineral local a cada nuevo personaje que hasta ese momento se mantenía tan sólo como un ente digital. Con esa forma física adecuada y que aún no necesita agua, pero si con poder e iniciativa como un ser humano lleno de vida, emprender la búsqueda del líquido vital, fluyendo esta habría garantía que brote de la terrícola semilla transportada desde millones de millas; plantas, arbustos, árboles; insectos, pájaros y animales; en un invernadero artificial similar a un bosque natural, como biósferas en ciclos de reproducción para esa lejana pero humana civilización. Podríamos llamar cibor a este especial trabajador, que cambiaría el ambiente marciano, hostil hasta hoy para el ser humano, en un vergel y hogar para los primeros colonizadores que llegarían a esa cuarta órbita del sistema solar, para amar y no en actitud de conquistadores, quienes viajarían en cuerpo y alma con la predisposición en calma y dedicarse a construir una sociedad donde con tranquilidad se pueda existir. Ojalá en un día no muy lejano, logremos estos niveles de tecnología, que permita vivir en Marte, Ganimedes o en los horizontes del arcano y que ese inmenso esfuerzo no sea en vano. Pero, se pregunta el Viejo Aviador, qué motiva este viaje, para el que hay que tener valor y muy poco equipaje, si aquí en nuestro hogar, en este precioso planeta, tenemos tanto que amar; montaña, selva y mar; tundra, glaciar y estepa. Tal vez antes de emprender el vuelo deberíamos cuidar este suelo, erradicar la mala hierba del odio, fumigar el insulto y oprobio; unir en lugar de dividir; fomentar la tolerancia que siempre será ganancia, en fin aquello que a diario repite el Viejo Aviador, no odie ni sufra, viva con amor. SEMILLAS DEL COSMOS. Invita el Viejo Aviador a una gimnasia teórica, donde más allá de la lógica impere la tolerancia y el amor, pues el presente tema da lugar a puntos de vista opuestos y la intención es sentirse dispuesto a converger, unir o amalgamar posiciones disímiles, dispares. Para ello el arcoíris es un ejemplo, de colores diferentes, que juntos son muy potentes, luz, claridad, de la verdad su templo. Desde el cómodo y tibio hogar y a través de la ventana, el Aviador emplumado no para de pensar cómo será el mañana. Para ver más allá del pulido cristal intenta agudizar su mirada, pero algo anda mal pues la fría superficie refleja el interior de su morada, y hacia afuera aunque quisiera… nada; apenas el titilante resplandor de un anuncio publicitario o un farol, que lucha por imponerse a la oscuridad, frío, niebla y soledad. Así pues, en lugar de volar por oscuros parajes, decide emprender el viaje hacia aquella dimensión donde no es necesario mirar, tierra de oníricos paisajes, producto de la imaginación condimentada con lectura e investigación, lugar para pensar y meditar. Lo consume un sustantivo que tiene por costumbre, a la vacilación como objetivo y su nombre es incertidumbre, pero qué mejor motivo que llevar la curiosidad como lumbre, para que ilumine el camino en búsqueda de la verdad. Más hay sobrada razón para ese estado de vacilación, se trata de un cálculo matemático hacia el pasado y futuro, una especie de proyección en esas dos direcciones, considerando la evolución y sus infinitas variaciones. Cosa bastante extraña, no le preocupa el mañana sino el hecho histórico, pues ese génesis no cuadra, ni es lógico. Para ello los genes y en especial los cromosomas con cada cambio que viene nos dice cómo serán las personas, qué órganos crecerán y cuáles desaparecerán?, qué es lo que comeremos y cuántos años viviremos?. Mirar hacia el futuro es interesante debido a que hay mil y un variables, algunas tal vez inevitables, es un proceso prospectivo, emocionante. Hacia dónde vamos y cuántos miles de millones seremos?, será que lograremos vivir en paz y darnos todos la mano? Si bien hacia el futuro son suposiciones, cuando miramos atrás para saber algo más, lo que se requiere son excavaciones, pero no hacia la tierra y sus profundidades en busca de arcaicas civilizaciones, sino al interior de fósiles de seres primitivos que siguiendo un proceso involutivo, nos llevan a determinar que los primeros indicios de vida son más antiguos que nuestro planeta. De acuerdo a estudios geológicos son cuatro mil millones de años desde la formación del planeta, pero aquí algo inquieta, pues son seis mil millones de años de proceso evolutivo biológico desde el inicio de la vida, entonces, dónde tuvo cabida? De dónde y cómo vinimos, viajando en el polvo estelar o en un perdido cometa? Qué es lo que somos, tal vez semillas del cosmos, que por un azar del destino o fuerza de la gravedad seguimos este camino que dio inicio a la humanidad, hay un componente divino o fruto de la espontaneidad? Existió Adán y Eva y el Arca de Noé? o todo aquello fue fábulas de una antigua era? Pero tampoco es viable con toda la tecnología, crear de la nada vida, resultando también imposible negar la existencia divina, Teología versus Filosofía, una u otra o las dos, pero la vida germina. Lo que es difícil de aceptar es que alguien mate por Dios, como militante acérrimo o fanático de una religión, o quienes en un quemeimportismo visceral, sólo ama a la deidad capital Vuelve el Viejo Aviador a escribir sobre sus huellas, y sin intentar levantar querellas insiste sobre el amor, esa energía positiva, aquella que llena de vida, llámala como tú gustes, verás que tanta dialéctica se reduce al respeto y consideración, verdad y tolerancia, honestidad y constancia, entrega y pasión, y todas brillan en un áureo fulgor… el amor. Piensa el Aviador emplumado que eso del sentimiento está claro, pero de todo el relato expresado él mismo se siente abrumado, tanta inquietud y paradoja, mejor que cada quien escoja la ruta más confortable, que no lastime ni dañe, que sea siempre amable, después de todo, lo demás es lo de menos, mejor si todos nos queremos sin importar lo que pensemos, y donde quiera que asistas, templos, púlpitos; mezquitas, ermitas, alminares, minaretes, templetes, recuerda que la verdad y el amor no se impone, con paciencia se propone y ella o él… dispone. ABUELITOS. Todo cuerpo en movimiento mantiene velocidad y dirección, de igual manera si está quieto permanece en la misma posición, y para cambiar su actual condición es necesaria una fuerza, energía o acción, que acelere, frene o pare su previa situación constante. Pues así es la física y sus leyes, invariables mañana, hoy o antes, sin importar quien gobierne, dictadores, tiranos o reyes. Consciente el Aviador emplumado de lo duro que es retomar el ejercicio de escribir, este oficio no ha dejado y aunque se ha dedicado a viajar, no se ha puesto a dormir sino a pulsar de vez en cuando un teclado, plasmando así por escrito lo pensado, y ante el continuo movimiento pendular, acompañado de un tic tac constante, sabe que si no escribe en el preciso instante la idea se puede olvidar, por ello garabatea, a veces en Braille y otras en digital, la admiración que le merecen aquellas parejas que juntas envejecen, sin cambios aparentes cuando entre ellos se miran, será por cuanto se admiran, aún cuando el paso del tiempo es evidente. Esas extrañas criaturas que van tomadas aún de la mano, son esposos, pareja, más que hermanos, dos vidas en una, con gran proyección geométrica en una populosa herencia genética, con hijos y nietos; sobrinos, biznietos; son toda una amalgama de ternura a veces también de amargura, nueras y yernos, ahijados o entenados, perros, gatos, ladridos y maullidos y aún ellos llevando el mismo apellido. La nieve en sus cabellos, su andar corto y quedo, no son muestra de debilidad, son signo de integridad, lealtad a toda prueba y voto de sinceridad, acto de amor que renueva un solo espíritu en la adversidad, y al paso de años y décadas se parecen tanto el uno al otro; en gestos, arrugas, gustos, pecas; concluyendo con ello que del amor mutuo son devotos. Las hormonas que en otro tiempo despertaban irrefrenables urgencias, pensando tan solo vivir el momento omitiendo consecuencias, sin mirar sitio o lugar o esperar otro momento descomplicado, dábanse por amar, hoy con sabiduría y experiencia; miran, meditan, callan; sólo entonces emiten alguna sugerencia, han sufrido y comprenden que la efervescencia o la inmediatez, no es buena muestra de sensatez. Hoy más que nunca quieren aunque a veces no comprenden, prefijos que si bien los inquietan, toleran y aceptan, tendencias familiares distintas a aquellas antiguas o formales. Así es como han dado paso al arte de compartir el milagro de estar juntos, de gozar y vivir, de dar ejemplo de amor en este mundo, con una entrega diaria y recepción cotidiana, donde más fuerte que un papel o una promesa de altar, vale lo que la septuagenaria dama siente por él, y las ininterrumpidas demostraciones de amar que a través de una mirada se cruzan marido, mujer, pareja hasta un futuro incierto desde un lejano ayer, juntos por algo intangible y cierto, la forma como se han sabido querer. Dulce esa larga jornada, para quien pueda viajar todo el tiempo con su amada, ya sea por aire, tierra o mar, dejando huella indeleble en su paso por la vida, genes indisolubles de los dos que dan cabida a detalles tan discretos en gustos, narices y gestos tanto en hijos y nietos, que en ellos va la proyección de un siglo de pasión, loor al amor que vence donde el tiempo y el odio perecen. EL HUMOR Y EL AMOR. Cuando aún era joven y bello el Aviador emplumado, en un accidente inesperado perdió algo muy bello, que era su excelente visión y en consecuencia su trabajo en la aviación. Pero si bien desapareció aquello que inicialmente le quitó motivación, no perdió la pasión, por algo que lleva grabado en mente y corazón, el humor y el amor, inseparables compañeros del humilde y Viejo aviador. Si puede contigo la frustración o te agobia el sufrimiento, presta por favor atención a este humilde pensamiento que puso en práctica el Viejo Aviador, desde el mismo día que no le devolvió su reflejo ese rectángulo pulido llamado espejo. Más no es momento de contar tragedias sino simplemente saber que cuando algo así te llegue a suceder, cambies el dolor por una hilarante comedia. Atrévete, vence! Todo está en que así lo pienses. Sin condiciones para asesorar, sugerir o aconsejar, lo único que tiene el Aviador emplumado es un par de anécdotas que contar, de un turbulento pasado del que pudo despegar en condiciones de vuelo instrumental, a consecuencia de su deficiencia visual, y lo hace con la sana intención que lo escrito no caiga en saco roto, que lo leas, escuches y ojalá te ayude un poco, si afrontas la pérdida de tu visión. ¿Por qué estuve allí en ese preciso instante? O ¿Por qué a mí? Son las preguntas constantes, que como olas del mar, vienen, van y vuelven sin descansar jamás; y no hay roca o playa que aguante tan fenomenal embestida, y para que no socave con la mente y la vida, es preciso de dicha marea estar distante. No se trata de huir ni tampoco de correr, sino de intentar comprender que si se quiere vivir, hay que poner distancia a tantas preguntas sin respuesta y pronto hacer la apuesta por una vida diferente, intensa y en abundancia, desarrollando los restantes sentidos y entre ellos los más queridos, el que dibuja sonrisas, el atrevido humor que al dolor le pone prisas y aquel que todo lo puede sin importar lo que sucede, el indispensable amor, así pues, ríete de la vida antes que sin fuerzas la des por perdida y sobre todo, ama con locura que para gozar y disfrutar no hay mejor cura. Se encontraba el Viejo Aviador con baja autoestima y sin sosiego, sumido en la depresión, el sopor y sin poder levantar ya vuelo, en espera que pronto, muy pronto, para aliviar su desconsuelo, vayan sus huesos a dar bajo el suelo. Con el peligro latente del marasmo e indiferencia ante la vida y su esencia, se puso algo impertinente y sin más público que su propia conciencia, intentó reírse de su situación, la de un no vidente en el mundo de la aviación. No sé si sea políticamente correcto contar una broma en este espacio, pero como un buen insurrecto, avanza y escribe despacio. Había una vez decía el cuento, que dos comadres conversaban sobre la familia y el queso, era un momento grato para dos ratonas que charlaban, antes de que llegue un gato o una feroz trampa, y pacientemente aguardaban a sus respectivos maridos tan esperados y queridos. De pronto una ligera sombra eclipsó la claridad circundante, y así como llegó en un instante, vuelve la luz a cubrir a las dos ratonas. Sobre ellas había volado un mamífero ligero, de alas o membranas traslúcidas y delgadas, ciego y sin bastón pero con una excelente orientación, por su capacidad única de eco localización, debido al leve gemido que emite, pues sus ondas viajan, chocan, regresan y transmiten los obstáculos en el área de navegación, radar lo llaman los científicos pero este vuelo era criollo, natural y empírico. ¡Qué susto!, ¿qué es lo que veo?, preguntó la asustada roedora a su guapa amiga que con el sobrevuelo no se incomoda, y al tiempo que señala con su cola, le dice que es un súper ratón alado, mi esposo adorado. Exclama la asustada comadre, al tiempo que hace caras y pucheros, pero mira que el murciélago está bastante feo; eso no te lo creo y si así fuera me importa poco, porque aunque volar a ciegas es de locos, mi esposo, tu compadre es un osado piloto. Así pues goza la vida que tienes con lo poco o mucho que viene, lo importante es que volemos más alto cada día, con premeditación y alevosía, que el gusto está en intentar, esforzarse y resbalar; incorporarse y volver a caer; sudar, aletear, ascender; y finalmente vencer; disfrutando de cada mínimo avance, hasta que el cielo se alcance, condimentado con buen humor y como plato principal el amor. Y FUE PRIMERO EL AMOR. Se oyó un big bang intenso, pero no era el reloj de péndulo sino el dolor inmenso ante el pensamiento incrédulo, que le provoca la avaricia y vanidad de la que somos capaces gran parte de la humanidad, cual si fuéramos seres rapaces y para intentar comprender, divaga en su pensamiento, tal vez al primer momento de dónde provino el ser. Mientras rima y desentona para dar la correcta forma, de lo que pudo haber sucedido cuando alrededor solo era el vacío, en aquel calor y presión acumulado alrededor de esa absoluta nada, en una tenaz espera para el movimiento de espacio y tiempo, aguardaba una compacta y mínima expresión de una posible condición, que permita la gran explosión e impulso inicial y a través de una veloz expansión con increíbles temperaturas, se imagina la locura de un vertiginoso crescendo de nebulosas y galaxias en expansión, en un vuelo inercial que contemple toda posibilidad, hacia arriba o abajo, futuro, presente o pasado, y en toda dirección por miles y millones de años, abriendo límites, desdoblando horizontes, rasgando el negro celofán del vacío total, demarcando lugares extraños, invadiendo el espacio arcano más allá de toda comprensión de algún ser humano. En el perpetuo viaje en el que se han ido formando estrellas y planetas, satélites y cometas; en un lejano rincón del infinito universo en la Vía Láctea en concreto, alrededor de una pequeña estrella y como un carrusel de feria, orbitan por la fuerza de gravedad, unas diminutas esferas como polvo en suspensión arrastrado por un viento circular similar a un remolino o huracán, que de acuerdo a sus elípticas trayectorias, acompañados de aleatorios movimientos de cabeceo y rotación, establecen medidas de un elemento llamado tiempo, con días, meses y años y estaciones que van del gélido invierno al tórrido verano. Desde el centro del sistema, es en la tercera canica donde el ser humano radica, a veces con malestar y pena, pues hay que ver cómo solo se complica. Pareciera imposible que en esa minúscula miga, la vida fuera posible, mas como miles de millones de hormigas, entre tierras o mares y hasta en latitudes polares, siembran campos, construyen ciudades, vuelan alto y pescan en las profundidades, dan nombre a los continentes, y a estos minúsculos retazos para sentirse mejores, dueños y señores o simplemente diferentes los van atomizando en imperceptibles pedazos, que dan por llamarlos países, repúblicas o imperios, tan pero tan pequeños en el universo que no es para tomarlos en serio. Intenta el Viejo Aviador capturar en su vetusto ordenador, dudas e interrogantes que orbitan en su mente, para comprender cuanto antes actitudes prepotentes, de personajes que no quieren o no comprenden que no son enviados de Dios, que son como toda la gente, dueños y señores únicamente de su humana condición, reyes, emperadores, populistas ni dictadores, nadie tiene pedigrí o corona, poder, majestad ni potestad de hacer más reformas que a su propia individualidad. Para ello hemos de mirar hacia el génesis agnóstico, al segundo inicial, a un pensamiento lógico, que comenzó alguna vez y ha puesto esta vida de revés, donde los genios de la paradoja, sacrifican la persona, para que al bien común se acoja y mediante la suma de inconformismos se arribe a un feliz altruismo; será porque en simples matemáticas menos y menos dan más, nadie habla ni se complica pero así no se surge jamás. Siendo tan pequeño el planeta y tan efímera nuestra existencia, con muchas más coincidencias que ridículas diferencias, zurdos y diestros, blancos y negros, los mismos defectos y virtudes tenemos, por ello en lugar de dividir para gobernar y mal vivir, invita el Viejo Aviador a sumar voluntades, repartir bondades y dedicarle el tiempo al amor, como única ideología o religión de cada día, esa energía positiva, motivo y origen de la vida, así tal vez podremos construir un mundo mejor para vivir. EL RATO MENOS PENSADO. En ese paso infinitesimal entre la vida y la muerte, nadie desea alcanzar dicho umbral y queremos correr con mejor suerte, y aunque no hay manera de esquivar ni tampoco de saber cuándo aquello va a suceder, no hay quien para ello se prepare, dejando para último momento, a quien visitar y querer, entonces viene el lamento cuando ya no hay nada por hacer, pon el freno al egoísmo, para por fin la codicia, lo material es sólo espejismo, permite la suave caricia de esa energía que trasciende más allá de tu mente, esa expresión dulce y complaciente, el amor. Como vagones de un tren los días van y vienen, casi nada los detiene hasta llegar a un andén, donde para la locomotora y la energía se apaga, todo lo pendiente se acaba, pues ha llegado la postrera hora. El grave problema consiste, en que no hay ser humano que tenga el dato exacto a mano, de aquel momento triste, y el rato menos pensado sin siquiera estar preparado, sin aviso previo y aunque el viajero se ponga necio, llega el momento incierto, ya no hay movimiento ni tampoco el lúcido pensamiento, al final del viaje se ha llegado, ¿Qué habrá del otro lado? Bullen las preguntas y aunque todas claman juntas, las puedes reconocer, ¿A quién dejé de querer? ¿Qué me faltó hacer? A quién dejé de visitar? ¿Será que me faltó amar? Pero cuando baja el telón, toda pregunta es vana, yerto ya en la nada y sin latidos del corazón, se acaba la función, sin posibilidad de arrepentimiento, no ha lugar a la apelación, disculpas ni un lo siento… simplemente adiós. Así iba hacia la oficina el ocupado y Viejo Aviador, despidiéndose con un beso de rutina mientras tomaba el ascensor, todo era mecánico, algo frío y rutinario, incluso tal vez práctico, decididamente ordinario, un día más de la semana, con deudas por pagar, otras por cobrar, infinidad de preocupaciones vanas. De pronto se atasca entre dos pisos el renqueante elevador y va invadiendo el horror a su único ocupante, más no por la inesperada parada, sino por la sensación de nada, frío ni calor, alivio ni dolor, una impresión de vacío, un ambiente simplemente sombrío. Así como paró continúa el movimiento, ¡qué suerte! exclama el Aviador emplumado, y mientras pasan a su lado, sin verlo ni toparlo, sonrisas, venias o saludos van omitiendo. Aquí pasa algo raro, intenta decir a los usuarios, pero poco a poco le va quedando claro que para aquello que no hay fecha precisa en el calendario, sino que ocurre el rato menos pensado posiblemente ha sucedido, ha pasado al otro lado, sin haber hecho las paces con ese antiguo amigo y que por un mal entendido se ha alejado de sus padres. Se pellizca para determinar si es cierto, no siente, no hay dolor, entra en total desconcierto, intenta mirarse al espejo, pero en el bruñido cristal no devuelve su reflejo, ya no se siente querido, se desespera y quiere huir ante su propia angustia y olvido, quiere gritar y vivir y al girar para salir corriendo, el impacto es fuerte y grande el estremecimiento, ha caído de la cama, comió muchas costillas que le han provocado tremenda pesadilla. Golpeado pero contento, ríe, llora no es lamento, desde ese preciso momento, está decidido a escuchar y perdonar, a dar sin esperar recibir, a respirar profundo y con gusto vivir; cada nuevo saludo le hace acuerdo, que hay que irradiar alegría, que está vivo y no muerto, que hay que disfrutar de los seres queridos todos y cada uno de los días, pues ayer como hoy o mañana, cualquier día de la semana, sin que tengas el pasaporte visado, partiremos de este lado hacia una dimensión desconocida y sea o no que haya otra vida, siempre mucho mejor si aquí hemos dado todo nuestro amor, y esto es lo que soñó tu amigo el Viejo Aviador. Aprovecha hoy que aún es tiempo y visita a tus seres queridos, no te llenes de lamentos cuando sea tarde y ya se hayan ido, así pues te invita el Viejo aviador, a disfrutar y compartir, con la familia y amigos todo el amor, mientras tengas ganas de vivir. NO TODOS SOMOS IGUALES. No todos somos iguales, algunos gordos y otros morenos; blancos, extrovertidos o pequeños, unos y otros con sus virtudes y males; también con sus exóticas creencias, cada quién con su cada cual, seudo iluminados o sabios llenos de afrentas y agravios, dizqué dueños de la verdad y cuando alguien discrepa se impone y el resto sufre las consecuencias. No existe la receta perfecta en el arte culinario ni en el devenir diario, y todo aquel que proyecta mesiánicas respuestas en la deliciosa gastronomía, política o economía u otro tipo de disciplina o sabiduría, falta a la verdad y esto aquí o eso allá… se inventa, unos por vanidad y otros por mejor hacer, en la puerta del horno se les quema el pastel. La razón de tal afirmación es que no somos seres perfectos, tenemos más de un defecto y quien así habla lo carcome la ambición, pues es su único interés pasar a la posteridad como salvador de la humanidad, cuando un gran mentiroso es. Vamos con más de un ejemplo, tomemos a la religión en la que cada secta u organización son dueñas de la razón con sus mil y un heterogéneos templos, aquel que piensa diferente tiene que ser un infiel, sin derecho a vírgenes, cielo y miel, siendo así con el amor totalmente inconsecuentes. Pero como seres en evolución contamos con otras fallas, a troche y moche se calla a quien no es miembro de tal o cual revolución y de ello también sobran los paradigmas, pues resulta que si eres un empresario exitoso, para un tipo de sociedad resultas ser un estigma, así como en otro lugar por la difícil circunstancia de no tener hogar, tal vez por el simple pecado de haber sido en algún momento estafado, criminalizan tal situación, dando con dicha humanidad en prisión, o con los huesos en la calle, pues la banca no perdona no ve sentimientos ni persona, miran para otro lado y a ellos que les paguen. También esto pasa en los deportes, si no eres hincha del equipo local, sin que a nadie le importe, te puede ir mal… muy mal, por ello en lugar de ir al estadio con su alto riesgo de violencia, mejor frente al televisor haces presencia y te evitas más de una ofensa. Ahora cuento el motivo por el que el Viejo Aviador, se puso a hablar del horror que se siente cuando se es diferente y se está aún vivo; escucha las noticias que pasan por televisión, y le apena como se asfixia a quien por pensar diferente cae en provocación. Damas y caballeros no somos iguales, hay que ser tolerantes, no actuar como animales sino como seres pensantes. Al incrédulo Aviador emplumado le suena incongruente, que estando el odio presente y el que impera en esta triste y azul esfera, estemos todavía interesados en conquistar el universo, si aquí todavía no aprendemos a amarnos entre no creyentes y conversos, empresarios y operarios, simpatizantes y disidentes, paredones y cárceles esperan a quien no actúa o piensa de tal o cual manera. Propone el Viejo Aviador, que por el bien de la humanidad, todos callen su supuesta verdad y en esta vez por amor, no humillemos al enemigo, hagamos de él un amigo, démonos todos la mano como buenos seres humanos, en divergencia y tolerancia, razones y discrepancias, sin crímenes ni insultos, más perdón e indultos, construyamos no un edificio con sangre y sacrificio, sino algo bello e intangible, el amor que siempre es posible. SIN LÍMITES NI FRONTERAS. Hay varias percepciones sobre la idea de frontera, un sitio con diferentes banderas que separa dos naciones, donde cañones y fusiles, apuntan sus bocas de fuego, esperando matar a miles, como si ello fuera un juego; podría ser también un terreno amurallado, un lugar de mucho riesgo, un campo oscuro y siniestro, de concertinas y campos minados, un espacio de futuro incierto, llamado tierra de nadie con mucho acierto y en el mapa una línea roja, funesta, callada y peligrosa. Cuesta mucho comprender, cuan crueles podemos ser, cuando por falta de riqueza o un tono más oscuro de piel, demostramos del alma su bajeza y un corazón que suda hiel, aún cuando para todos está claro, que rey, alfil o peón, igual va a dar al panteón, devorado por el mismo gusano. Ojalá algún día desapareciera, aduanas y migración; que fuera proscrito el concepto de nación y que a todo ello sobreviviera como única institución, el amor como la salvadora solución. Mirando con otro cristal, el límite es ese tiempo o lugar, donde todo comienza a cambiar, el paso hacia una dimensión desconocida, donde se trunca la vida, y sólo nos queda la fe, esa actitud de esperanza, el anhelar con confianza aquello que no se ve. Y para estar siempre dispuestos, en acudir a ese encuentro, es necesario comprender, que desde la partícula de Dios, o el minúsculo electrón, hasta el dogma de la religión, a ese punto de incertidumbre hay que acudir con confianza, henchido de ideas claras que alumbren, con mente abierta y tolerancia, donde las ideas se funden y al abrigo del amor se confunden, es por ello que en este día, te sugerimos borres tus fronteras con decisión y sin Barreras, en un viaje sin igual por un mundo digital, lleno de lagos y nevados, cóndores y venados, teniendo como medio de transportación tu productiva imaginación, ciudadano del planeta tierra, miles de anécdotas y paisajes entre la fantasía y realidad por ti esperan, levarán anclas y con proa al viento viajarás a través del espacio y el tiempo. LA CLAVE ESTÁ EN… No todo lo que brilla es oro y tenerlo no es la solución, antes de alcanzar el metálico tesoro sufriremos más de una decepción. Además que con él no se alcanza la verdadera alegría o situación de bonanza que logre que el alma ría, por ello el Viejo Aviador te lo repite cada día, ponle atención al amor y otro tanto a la sabiduría. Sabemos que una oportunidad no está siempre presente, más bien se mantiene ausente o lejos de la claridad, pero no de aquella que un haz de luz alumbra, sino de la mente abierta, dispuesta y siempre despierta a dar con la solución aún cuando alrededor sobrecoja la penumbra. Pero esa especie de destino no es producto del azar, es la solución que vino a materializar nuestra voluntad, en una meta u objetivo, eso ansiado y tan querido, por lo que soñamos y luchamos hasta cuando a veces sin creerlo lo logramos. Y aunque esto no es un secreto, parece que así fuera, porque es más común quedar afuera que hacer de un sueño algo concreto. Y es que en esto de ir por una meta hay que tener paciencia, hacer uso de la experiencia y actuar de forma discreta, sin alarmarse ni desesperarse cuando el resultado no llega. A veces nos desanima una larga distancia y en ocasiones es el ansia la que la voluntad mina, entonces hay que recordar que paso a paso se puede muy bien alcanzar un recorrido distante con una voluntad incesante, donde constancia y perseverancia valen más que una distancia, el esfuerzo y dedicación vencen altura, tiempo o complicación. Tal vez un común error, es invertir la escala, considerando como meta adecuada a algo que no tiene valor, pensando que es la riqueza material el máximo objetivo a alcanzar y deseando en lo público o privado la cúspide más alta como el puesto que a nuestro ego hace falta. Pero como toda empresa o institución, tiene forma piramidal, es una sola la posición de la máxima autoridad, por cierto un asiento envidiado o mal deseado, entonces ¿para qué se lo quiere tener?... ¡Anda tú a saber! Los honores pronto se acaban, la ropa de marca se gasta, y no hay tarjeta que aguante un gasto tan galopante y al término de la fiesta y alharaca, todos quedan solos y sin plata. Por ello invita el Viejo Aviador a valorar al conocimiento y en jerarquía mayor al sentimiento, como el fin más deseado, saber, querer y sentirse amado MI PRIMERA VEZ. Sí, no fue antes ni después, sino de tanto querer que una realidad llegó a ser. Así fue la primera vez, ese momento deseado en la que el Aviador emplumado dejó de desear y soñar, pasando del iluso tal vez, al esta vez no voy a fallar. Todos tienen su primera vez, pero cuando la cosa se pone dura e invade la locura, a esto no se le encuentra ni cabeza ni pies, nada de lo que buscas hallas y ese futuro con esfuerzo construido, se oculta tras la negra muralla de una vista que sin aviso previo se ha ido. La antigua profesión, como por arte de magia desaparece especialmente si en el trabajo que se ejerce es indispensable la visión, y si con ello se accede a una pensión, pronto a esa persona las ganas de vivir lo abandonan en destructiva autocompasión. Por ello antes de entrar en la inercia de sentarse a esperar el milagro que nunca ha de llegar, despierta a tal indiferencia y ponte pronto a luchar, no esperes bonos o caridad, vive con dignidad y busca en qué trabajar. Esto que hoy relata tu amigo el Viejo Aviador, no es para darte lata sino para infundir valor, pues no hay pero que valga para lamentar lo sucedido, así pues el cuento a relatar es del Aviador emplumado y como en el momento menos pensado, cortaron sus alas guías y su capacidad de volar quedó restringida a una distancia no mayor a la punta de su nariz, provocándole pavor y un desgano por vivir. En el Instituto donde se capacitaba, ofreció su trabajo diario en el servicio de Voluntarios, en los momentos que no estudiaba; pero cuando le averiguaron qué es lo que sabía hacer, pues… casi nada sin ver, dijo sin el menor reparo; y con esa actitud valiente comenzó inmediatamente a rebobinar casetes de libros hablados que pronto debían ser entregados; entre montañas de libros trabajaba sin descanso, cajas, casetes; cintas o membretes, la actividad era su remanso. Ah! Qué gusto y alegría sintió esa primera vez, era más que sacarse la lotería, qué alivio y placidez, sentir que era útil y podía reiniciar una actividad laboral, en ese momento comprendió que lo lograría, el secreto estaba en perseverar y en creer, que todo lo que se quiere, si se propone, se puede. Entonces quiso pasar del trabajo repetitivo, a uno más intuitivo en el que tenga que pensar, del trabajo muscular al esfuerzo intelectual, sin por ello denigrar a esa su primera oportunidad; así sin vergüenza alguna, pasaba tintos y hacía recados esperando el momento anhelado y la condición oportuna; que le permitan demostrar su capacidad de enseñar y el reto fue imponente, pues a falta del profesor de inglés, le preguntaron si tal vez en su nuevo idioma incipiente, podía ser el instructor, yes of course, exclamó de gusto el Viejo Aviador, consciente que al enseñar el idioma anglosajón aprendería más. Poco le duró la alegría, pues al llegar el fin de mes comprendió que no serviría pedir que las facturas le perdonen por esta vez; sí, había que ayudar, era un honor servir, pero para ello habría que sobrevivir y al cuerpo alimentar. La actividad debía ser sustentable, crear la decisión y necesidad en un sector de la sociedad para hacer el proyecto viable. Llegó a una universidad que requería mejorar su imagen, así les habló de la sensibilidad hacia personas con discapacidad y el desarrollo de un proyecto por el que reconozcan su esfuerzo y le paguen, hasta alcanzar el objetivo propuesto, de esta manera enseñó computación y fundó una biblioteca, para personas de baja o nula visión. Entonces decidió regresar a la aviación, algo muy poco probable considerando su nula visión, un sueño irrealizable; pero pudo más su tenacidad y el verbo convencer, preguntáronle de nuevo ¿y ´qué sabes hacer? Y allí iba otra vez, pero ya tenía algo que contestar y sin detenerse a pensar con solvencia dijo: enseñar. Y así fue como ingresó nuevamente en el mundo de la aviación, no se sabe qué enseñó, pero a esa compañía de aviación su trabajo agradó y gustó. Tal vez allí contagió esfuerzo y voluntad que es carta de presentación para triunfar, en tierra, cielo o mar. Pero esta carta que ya está larga, no es para lanzarse flores, sino para decirte de mil amores, que no hay enfermedad, condición o discapacidad, para que en la vida te abandones, al desgano dile ¡Nones! Y ponte pronto a trabajar. DEPREDADOR. Pregunta el Aviador emplumado, si en este clima de cordura, en esta civilizada estructura te has sentido acosado y también acorralado, por el más letal y social de los depredadores, capaz de los peores horrores, que sin ser rápido para correr o diestro para nadar, y sin habilidad para volar, todos lo deben temer. Sí, es el ser humano, tan lleno de miles de organizaciones, leyes y derechos que por intentar conseguir más de lo que se requiere para vivir, finalmente todos salimos maltrechos, pues no queremos cambiar la condición de depredador, por una actitud que nos permita vivir mejor… el amor. Se enciende la alarma al paso de una sombra tenaz, la sangre bulle y clama al sentirse detectado por el ave rapaz. El vértigo se cuela en la expuesta presa, presiente que la bestia que vuela la sabe mortalmente indefensa, la víctima tensa los músculos, en su afán y mejor intento, para correr y evitar que desde el firmamento le llegue el triste crepúsculo. Como un resorte salta en búsqueda de su madriguera, pero pico y garras lo asaltan como puñales que no dan tregua, cubriendo con sus plumas en gesto espantoso, son una alada emboscada de ahuecadas manos de un todopoderoso; en un vano intento cambia de dirección, pero es un callejón sin salida, el terror y pánico provocan la inacción y como carga inerte mientras el águila lo eleva, al roedor se le va la vida. En esa lucha desigual en que el poderoso depredador se siente amo y señor, el inmolado animal, sucumbe al pavor y espera como flaco favor o mejor suerte, que le llegue pronto la muerte con el mínimo de dolor. En defensa del animal de caza, diríase que no tiene otra opción, matar o morir es su única esperanza, lo que lo obliga a toda acción que va desde el ingenioso extremo de tejer concéntricas geometrías de telaraña, inocular venenos o multitudinarios ataques como las pirañas, es como una ley primitiva y aquel que no caza por inanición pone en riesgo la vida. Osos, leones; anacondas, pirañas; hienas, halcones; alacranes, arañas; tigres tigrillos; puercoespines y hasta el humilde armadillo, cazan a su adversario, con el afán de sobrevivir, y para no dejar de existir toman solo lo justo y necesario, así de sabia es la naturaleza, toma, quita, presta, en perfecto equilibrio, sin desmedido afán de grandeza o exagerado poder en máximo delirio. El mayor de los depredadores, mimetiza al máximo sus armas letales, así todos los animales caen víctimas de un supuesto candor, pues con su superior inteligencia e increíble crueldad mata sin tener necesidad con infalible eficiencia. Es así como el homo sapiens ha sobrevivido perfeccionando cada día su instinto y en hábitats extraños pesca mamíferos de gran tamaño, sin siquiera prestar atención, que son seres únicos o en peligro de extinción. Piensa el Viejo Aviador que en el proceso evolutivo cometimos un gran error, y sometemos a todo ser vivo, incluidos otros seres humanos, seguramente escogimos puerta o camino equivocado y en frenética carrera acabamos con todo lo que se mueva. Pero, ¿es posible cambiar esta infame condición? Qué nos mueve a ser el más terrible depredador? Será acaso producto de la vanidad, egoísmo y ambición? Podrá si nos proponemos vencer a todas ellas el amor? La respuesta no es colectiva, es un proceso individual, donde debe quedar cautiva esa condición animal, pero aquella de depredador civilizado, amiga de la gula y la exageración, dando rienda suelta a la vida, con honestidad y honor, donde siempre haya cabida, sí señor! Al amor. ASALTO. Le interesa al Viejo Aviador compartir correrías y experiencias, que permitan actuar al lector sin temor, con astucia y eficiencia. No es exageración, pero aprender en cuerpo ajeno no es malo sino bueno, y así estar preparado para alguna difícil situación, que es lo que hoy vengo a contar si tienes un minuto para escuchar. En asuntos de defensa personal ante un inminente asalto, hay que reaccionar con tranquilidad, con resolución y sin quebranto, por lo que me dejo de introducciones y voy directo al grano. Para evitar que los pícaros años, pasen sin pena ni gloria, imperceptibles casi en vano, hay que ejercitar la memoria y este cuerpo que es prestado, y como la movilidad es reducida, nada mejor que una caminata diaria, para disfrutar de un buen nivel de vida en compañía de la persona amada. Así cada madrugada el aviador emplumado, de la mano de su esposa y compañera, vota sueño, modorra y quimera, para atravesar calles desiertas, evitando así smog, pitos, tránsito, en fin la temible polución, disfrutando aplenitud delejercicio, compañía y conversación. Pero el sábado pasado, dos amigos de lo ajeno, con su corazón desalmado, creyeron que el negocio era bueno, el asaltar a un ciego que iba muy bien acompañado. Pronto a ellos se acercaron, prometiendo no hacer daño a él ni a su pareja, si sin resistencia ni queja, daban todo lo que tenían a mano. Pero esos delincuentes vagos, no contaron con la astucia de quien no tiene vicio y a diario hace ejercicio, y como un prestidigitador o mago de la nada brotó la adrenalina, gritando más fuerte que una bocina “auxilio, auxilio” y de su maltrecha ofensiva, pasaron a franca retirada, antes que algún curioso llame a la policía y acaben en el calabozo al terminar el día. Por ello ante una inminente amenaza, tente fe y esperanza, saca esa energía positiva, grita no al agresor, dile sí a la vida, demuestra tu energía y valor, te lo pide y recuerda tu amigo el Viejo Aviador. DE LA FICCIÓN A LA SOLUCIÓN. Recuerda el Aviador emplumado ese primer consejo que se lo dio por sabio y viejo un amigo muy estimado. Para enfrentar a la vida sin penas ni rubores, no des la menor cabida al qué dirán u otros temores, actúa sin vergüenza, aprenderás mucho si no callas, rodea, salta, pregunta, la ignorancia y su muralla, vence, esa es nuestra verdadera naturaleza. Somos parte del problema del consumismo y contaminación, y ni siquiera nos da pena no incluirnos en una posible solución. A través de las redes sociales expresamos nuestro descontento y en un digital lamento nos dolemos de tantos males. Pero más allá de pulsar teclas de un ordenador o celular para simplemente copiar, pegar y enviar, por modorra no reaccionamos, tal vez somos muy sedentarios, cumplimos con un horario y pronto lo reenviado olvidamos. Pero, el problema no se detiene, la polución silenciosa envuelve, nos abraza con las emisiones que vomitan fábricas, pueblos y naciones. Se intenta innovar la producción industrial con energía eólica y solar, biomasa o la temible energía nuclear, más nadie en concreto expresa la importancia por consumir lo estrictamente necesario para vivir, pues no es conveniente para ninguna empresa. Sí, hay que trabajar, hay que subsistir, más hemos de convenir que para sobrevivir como la única especie con conciencia, debemos combinar la eficiencia de otros seres del planeta, consideremos que respuesta y técnica sale de lo convencional con ingeniería transgénica, con un intercambio genético de un elemento común entre la clorofila vegetal y la hemoglobina animal, la familiar porfirina, que permita de aquí en adelante contar al ser humano con un complejo colector de luz y así tomar al sol radiante como fuente de inagotable alimento, siendo la fotosíntesis de plano, el mayor reto y experimento para beneficio del ser humano. Sueña con el lejano día que en lugar de hamburguesas, consumas simplemente energía, limpiando también la naturaleza, pues como en el reino vegetal asimilarás el dióxido de carbono y la sed que saciarás de cualquier manantial, de su agua consumida liberarás oxígeno puro para que las próximas generaciones cuenten con un mejor futuro. Ya no se talarán bosques o selvas para pastizales y ganadería, se consumirá minerales, agua y energía y aunque tú no lo creas, perderá también vigencia la actual agricultura, pues el plato fuerte será luz y ciencia y de postre un delicioso pastel de cultura. Así, mientras se limpia el ambiente en cada país y continente, nos iremos pareciendo cada vez más cercanos al pino o al ciprés, sanos como un roble o milenarios como la sequoia, conservando eso sí la memoria y una actitud muy noble. Ya no seremos más depredadores de otros seres con capacidades menores, volviéndose silvestres las aves y del corral otros animales, que antaño eran presa de nuestra megalómana grandeza, tan sólo porque su raciocinio era menor que el de un simio. Ya está, utilizamos nuestro intelecto para alcanzar la armonía, vivir en un mundo cada vez más perfecto no es cuestión de utopía, sino de un especial factor que se debe desarrollar y para alcanzar su esplendor hay que dejarse llevar por el camino del amor. Imagina ese momento en que corra por las venas verde savia de sentimiento, sin odio, rencores ni penas, pura clorofila en esencia, un gran paso de la ciencia hacia un mundo diferente, lejos, muy lejos del actual, peligroso, inseguro e incandescente del poder y vanidad global. Se reserva el Viejo Aviador un detalle en el diseño, algo nimio y pequeño y es que para el amor, no desea una polinización externa, por viento, insectos o pájaros, sin una gota de pasión, mantendrá en su bosquejo el interminable beso y la ardiente caricia, todo aquello que propicia que hasta el ser más viejo sienta la omnipresencia del amor. EL SÉPTIMO ARTE. Los tiempos han cambiado, hoy todo es rápido y urgente, pero en épocas del Aviador emplumado había que ser prudente; mucho más en el amor, había que disponer de recato y paciencia y mucho de diligencia para alcanzar algún deseado favor. Cada logro obtenido requería una meticulosa planificación y el cine era la ocasión para tocar el cielo con las manos, pues aquí va un relato de nervios y arrebato. Tiene el Viejo Aviador una espina bien clavada en el centro del corazón, no es daga ni espada, sino un tema pendiente, oculto, guardado, mas nunca olvidado y si no lo ha comentado ha sido de pura vergüenza o del qué dirá la gente, pero hablar de ello no es ninguna ofensa. Es necesario romper las cadenas que nos atan y sin que nos de pena levar el ancla de timidez que mata, sacarla del fondo del mar, perder la vergüenza, hablar; si el limo se levanta, paciencia, se ha de asentar, no te des por enterado de la palabra hiriente, envidia o crítica malsana, tranquilidad, se han de callar, ponle a tu vida muchas ganas, recuerda que para triunfar hay que ser diferentes. El tema de hoy era el séptimo arte, actrices, actores e historia, pero la información está en la nube, buscador o en cualquier parte para que nos refresque la memoria; mas hoy no hablaremos de fechas, premios, taquillas, encuestas, sino de una diligente flecha lanzada por Cupido, que en el corazón penetra y construye allí su nido. Entonces el Aviador emplumado tratando de ser consecuente, cambia el rumbo en el teclado e intenta con las emociones ser transparente; claro está que la idea principal tiene su relación con la gran pantalla, donde se pierde el miedo abismal y se libra una gran batalla. Tanto para jóvenes como señoritas, la primera vez que no se va en familia sino en pos de una cita, la tranquilidad no se concilia, el cuerpo se pone torpe, se agita la respiración, se acaba pronto el tema de conversación, las ideas no responden, pero puede más la intención, esa inmensa curiosidad, por saber si es la ocasión en que esperas que suceda lo que Dios mediante ha de pasar. El título de la película no importa, vale más esa idealizada compañía, eso sí bien lavado la boca que asegure la necesaria cercanía, colonia, desodorante que sobre y no falte, que cubra cualquier indicio del olor menos propicio. Para tranquilizar cuerpo y mente, ten siempre presente que ese vértigo que invade, ese latente temor tan parecido al amor, en tu compañera también cabe; pero aprender de experiencia ajena aunque parezca muy buena, no frena el ansia y expectativa y en el primer roce de manos, sientes que se te va la vida y lo contienes con un esfuerzo sobrehumano. Para calmar los nervios miras a la boletería, pero en el cristal está claro el reflejo de quien te colma de alegría, aunque en ese preciso momento quisieras bajar las revoluciones, las endorfinas se manifiestan, ya no cabe más en el pensamiento tantas convulsas emociones, tu alma entera está de fiesta. Pero esto apenas comienza, coca cola y palomitas de maíz, canguil lo llaman en mi país, buscas la última butaca que ahora la función empieza; tranquilo que aquellas hormonas que aquí o allá te incomodan, las tienen todas las personas, son calladas e inodoras. Si bien la película es convencional, las represadas emociones escapan, saltan, bullen en tres dimensiones, y ese perfume que aspiras es suave, dulce, erótico… tridimensional, y aquello que a tus sentidos los hace levitar sintiéndote cada vez más vivo, a ella la pone a volar, qué espera que no se atreve en esta inmensa oscuridad, un leve beso es urgente como el aire para respirar. De pronto la sientes de frente, cercana y dispuesta al beso furtivo e inminente, alrededor ya no hay gente, película ni butacas, de aquí nadie te salva, te invade una sensación de Asperger, es el autismo supremo, y como nada puedes ver, abrazas, tocas, acaricias, el placer es extremo. Si así llueve… por favor que no escampe, que para el próximo jueves, busco otra vez que así me amen. QUISIERA. Soñemos por un momento, que es posible bajar el cielo, romper suavemente el hielo y llenarnos de contento, como un acto individual que haga realidad la fantasía, que convierta la improbable utopía, en el milagro perfecto. Tantas cosas deseaba expresar el Viejo Aviador, pero tal vez por soñador, las ideas huyen como pájaros en desbandada, y en un nervioso aleteo en pos del pronto vuelo, como plumas van cayendo palabras al suelo, conjunciones, imprecaciones, verbos, sustantivos, uno que otro adjetivo, a veces vívidos recuerdos, que en barrenas, remolinos o descontrolados revoloteos, se recogen y escogen, se transcriben e imprimen; así a río revuelto se atrapa al pensamiento suelto, uniendo afanes y anhelos, antojos y desconsuelos, como precisas piezas que calzan en un mismo rompecabezas, entonces el sueño, el quisiera, la añoranza, está dispuesta a expresar el conocimiento que ostenta. A veces y sin resistencia, abre, comparte, se entrega, transmite su experiencia sin batalla ni refriega, en otras el pensamiento capturado padece de mutismo, posiblemente esté asustado o sufra de severo autismo y tanto esfuerzo se ve malogrado, abandonado o simplemente frustrado. Pero, qué se va a hacer, así de voluble es la musa, tiene alma de mujer y aunque la inspiración parezca confusa, hay que darle su valor, demostrar en ella interés y entregarle cada vez toda la energía y fervor, poniéndose pronto a esbozar, pasajes, retazos, recuerdos, de todo lo que se pudo gozar tanto felizmente enajenado como aburridamente cuerdo. Más, lo que quería el Aviador emplumado al volar sobre una singular cartografía, es que en el terreno y su geografía con su intrínseca meteorología, se haga realidad un sueño anhelado. Exprimir en primer lugar el zumo de las nubes y que el cielo se ponga a llorar sobre el Sahara, sus morenas arenas y sus secas urbes; que su oasis contados no sean la excepción, sino invadan en viva explosión, valles, dunas, cauces por el sol calcinados, creando donde antes solo hubo soledad y muerte, nuevos y verdes vergeles y que moren en ellos con mejor suerte, negros, blancos, bereberes, siempre con los mismos derechos, todos sus hombres y mujeres. Quisiera de igual manera, contar con un dedo Braille lector, que sin un segundo de espera como en la palma de la mano, recorra parques, barrios, callejuelas y tocando de puerta en puerta contagie a todo ser humano la pandemia del amor, aquel sentimiento filial o el dedicado a la abuela, sin que falte el de pareja y a la mascota familiar, pues todo el mundo merece, quien lo mime, comparta y recuerde. Para mirar a todo el mundo, hay que hacerlo en escala, donde se encontrará un submundo de gente de impolutas condiciones, vanidosa y perfecta; severa y descontenta; intolerante y perversa, a quienes hay que tomarlos en serio, pues con una mesiánica figura, únicos según su criterio, nos quieren convencer, que la vida sin ellos, no puede ser. Para ellos prepararía, un lindo viaje de ida, poniendo a su disposición todo tipo de transportación, viáticos completos, sueldos, subsidios y otros emolumentos, rieles, durmientes, vagones y trenes; autopistas, camiones, carreteras y furgones; aviones, aeropuertos, buques y puertos; que estén listos y dispuestos a llevarlos por un mismo camino, en un viaje circular sin un fijo destino, y al término de un tiempo, largo tan largo como su retorcido pensamiento, invitarlos nuevamente a ser parte de la sociedad con su revitalizado contingente, cuando hayan realmente comprendido que cada quien en su lugar con su forma de actuar, tiene derecho a vivir, a pensar o escribir, sin el menor miedo ni temor, pues lo que en el mundo debe gobernar… es el amor. COMETAS. Esta carta va para quien se preocupa de alcanzar la felicidad, pero el Viejo Aviador te pide que pares de buscarla, pues en tu alma un puesto permanente ocupa. Recuerda que no hay metal ni poder que a la alegría hagan brillar, si ella la quieres tener, ¡simple! para de odiar y dedícate a amar. Si la ambición no te deja dormir, ponte pronto a escribir un relato como el de esta cometa que encontró el gozo viendo desde arriba al planeta. Hoy me van a armar un par de manos impacientes, quieren dejarme reluciente y llevarme pronto a volar, su ímpetu y osadía suplen la falta de experiencia, y aunque mi actividad obedece a la ciencia, a quienes me ensamblan les puede más la algarabía. Soy un ala sin motores ni alerones, y la potencia para despegar la dan dos piernas de niño que corren en su intención de jugar. Mi alma son dos palos de bambú que colocados en cruz, se atan en su intersección para que resista toda fuerza o fricción, que mantenga fija la estructura de este artilugio logrado sin cálculo ni cordura, sino con la más infinita ilusión de un niño que por dedicarse a jugar, pronto me hará volar. Él no sabe de coordenadas ni tampoco de vectores, y en forma desordenada pega papel de colores, sobre ordenadas y abscisas y apoyado con piola y pegamento, de manera poco precisa aspira que tenga sustento. Retrocediendo un poco en la historia recuerdo a mis orientales parientes, era un general valiente que atado a un cometa y su gloria, voló sobre el enemigo para ser directo testigo de su posible maniobra y de acuerdo a dicha organización, poner a su ejército con la flamante información manos a la obra. Pero, no solo es destrucción lo que se ha desarrollado a través del tiempo, también hay estudio y sesuda investigación en un famoso experimento, que mediante una llave metálica atada a mi esquelética figura, un violento rayo se desataba entre la electricidad estática y las nubes, las chispas de aquí a allá saltaban y aire, llave y papalote de papel inexorablemente se inflamaba. Claro, Benjamín Franklin triunfó, pero ese colorido ingenio alado quedó súbitamente carbonizado, en fin, que todo sea por el progreso aunque ya nadie se acuerde de eso. Tal vez ya no se recuerde, pero al inicio del siglo XX, Marconi me instaló una antena que voló a gran altura y así se ideó la primera comunicación que con holgura cruzó el Océano Atlántico para hacer escuchar sus ondas, voces, tal vez cánticos, claro que hoy en día con una invasión de tecnología, esto es ya solo un pálido recuerdo, pero tal vez fue ese vuelo la transmisión que dio inicio a la globalización. En la II Guerra Mundial mi vuelo galopante era sinónimo de seguridad, pues llevaba la voz cantante y en caso de una emergencia cada bote salvavidas cometa y antena disponía como radio transmisor, así que elevarme en el vasto mar era motivo de salvación. Para iniciar mi vuelo debo vencer la fuerza de gravedad y entre el hilo que une la mano del niño a mi alegórica figura, creo suficiente tensión y con un buen viento en intensidad y dirección, gano velocidad y sustentación. Así comienza el ascenso, pie a pie, metro a metro, con un viento intenso, siento cada fuerza aerodinámica que en justo equilibrio entre peso, gravedad, atracción; velocidad, dirección, sustentación, suman y restan valores a los que se denomina vectores, cuyo resultado final es este vuelo único y especial. Se está bien aquí arriba, entre la curvatura del horizonte sobresalen nevados y montes, se huye de la rutina, mirando techos, tejados, puntos rojos que han salpicado, valles, laderas, colinas, mesetas, organizadas en manzanas algo cuadradas, cercadas por calles mal dibujadas, o tal vez obligadas por la dictadura de la orografía, que es la única que a través de los siglos perdura. Este hermoso centro urbano está, no sé si rodeado o custodiado por graníticos gigantes, entre ellos el Cotopaxi y Cayambe, muy cerca el Ruco y el Guagua Pichincha, todos fieles vigilantes de esta linda capital en plena Cordillera de los Andes, Quito Patrimonio Cultural de la Humanidad, ¡qué bella e histórica ciudad!. En fin, vaya que es lindo volar, ahora entiendo un poco mejor a mi amigo el Viejo Aviador, pero, sabes tú amigo lector qué bicho le ha picado a nuestro amigo emplumado que sólo habla de amor? INODORO. Para quien pase pensando que vive en dictadura, sugiere el Viejo Aviador, que no se la pase quejando pues la vida no es tan dura, cada día hay democracia y todos nos igualamos, y es cuando vamos al baño, aunque esto note cause gracia, allí las necesidades para cada ser humano, son todas, toditas iguales y es ello la buena nueva que hoy me permito recordarles. Se afirma que la ficción es una gran herramienta, en la que por lo general se sustenta la concepción e innovación. Divagar, soñar, escribir e inventar en la pantalla de un ordenador, es el somnoliento despliegue de las alas de un halcón, que desea intentar su primer despegue tan pronto ha salido del cascarón. A veces esa primera acción de un frenético intento de vuelo, no produce sustentación y alas, plumas y pico pronto van a dar al suelo. Sucede algo parecido para quien no está preparado como es el caso del Aviador emplumado que en vano se esfuerza por abandonar el nido, y en una virtual emergencia, imagina, escribe, borra, corrige, se le acaba la paciencia, saca fuerzas de flaqueza, busca musa y experiencia y escribe con presteza cuando estas le dan su venia. Pero para llegar a volar o también para escribir, más de una vez hay que intentar sin permitirse sucumbir. Dejar a un lado el miedo, llenarse pronto de valor, trabajar con ardor y que el resto lo haga el tiempo. Bueno, que el tema aún no ha despegado, tal vez por temor a la crítica y tanto que se complica para hablar del escusado, y es que el contenido es importante para moros y cristianos o cualquier otro viandante. Referirnos a él de un modo políticamente correcto tal vez sería inodoro, pero no se trata de decoro sino de un elemento sanitario en concreto, que en la jerga popular también lo llaman el trono, pues es un lugar muy cómodo donde te sientes todo un zar. En ese territorio apacible; reyes, gerentes, vasallos o indigentes; sentados se sienten sensibles, faldas o pantalones han arriado sus modas y en una posición muy cómoda se van en divagaciones. Por ello el Aviador emplumado considera muy acertado que son en esos momentos de evacuación y profunda concentración, donde genios de la historia analizaron la ley de la gravedad, la teoría de la relatividad, alcanzando allí la gloria, mientras sus dos hemisferios quedaban temporalmente marcados por ese esfuerzo tan serio, al tenerlos contra el retrete presionados, con toda seguridad allí se inspiró “El capital”, que para bien de la humanidad y a favor de aliviar las penas, con él podrían jalar la cadena. Pero el motivo de este relato era el compartir en tono formal sobre la contaminación mundial que asusta y es de infarto, pues al año en una familia promedio son 150 mil litros de agua sumados a heces y orinas que a través del servicio se desaguan, y ello multiplicado por toda la sociedad es asunto muy serio. Pero quejarse de esta contaminación o criticar a la ciudadanía, no tiene asidero ético, moral ni legal, para nada serviría, pues todos aportamos a la polución, digámoslo ya! Con excremento, aunque allí sentados estemos llenos de contento. Así estimado lector sugiere el Viejo Aviador, que estemos siempre pendientes sobre mecanismos convenientes, para el reciclaje del líquido vital proveniente de regaderas, cocinas, lavabos, mangueras, multiplicando, reciclando y dando al agua tanto uso y vuelta y que como último peldaño se lleve las heces del baño. Pongamos la mente a trabajar, pensar, idear e innovar sobre nuevas tecnologías, con la explotación de energías alternativas y que los desperdicios dejen de ser una amenaza para la vida y se conviertan en una brillante esperanza. Así lo ha creído conveniente la Organización de Naciones Unidas y en su lucha permanente, abierta y sin precedente por la sanidad en la humanidad ha resuelto declarar al 19 de noviembre como el día del inodoro, nuestra enhorabuena para ese planetario foro.

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